El Final Artístico

 

"La música es el arte que expresa la ciencia de la acústica, 
la pintura el arte que expresa la ciencia de la óptica 
y el ajedrez el arte que expresa la ciencia de la lógica."

M. Botvinick

El Estudio Artístico (Final Artístico) en ajedrez, es una obra intelectual comparable a la composición musical, pictórica o literaria. 
El compositor del estudio, como cualquier otro artísta, se ciñe a temas específicos y a reglas estéticas determinadas.

A diferencia de los problemas de ajedrez, el autor le propone al solucionador un enunciado simple ("juegan las blancas y ganan" o "juegan las blancas y hacen tablas"), sin obligarlo a un número fijo de jugadas ni a finalizar con mate. Se trata de obtener una posición que no deje lugar a dudas del desenlace y en la que las negras no puedan revertir el resultado. (Esto es, si tal posición final se jugara sin equivocaciones y siguiendo la "teoría" o técnica conocidas)

En las composiciones de Finales Artísticos a menudo se presenta una introducción, seguida de un planteamiento temático y el desarrollo de la idea del compositor que casi siempre lleva a un final poco esperado o francamente sorpresivo, lo que da un gran impacto estético.
Algunas veces las variantes son temas secundarios (como en música) y que son puestas como un valor agregado y no simplemente como un burdo parche para que funcione la idea principal.

Dado que el número de jugadas en las que tiene que ser resuelto el enunciado (ganan blancas o las blancas hacen tablas) está abierto, la impresión de que se parece a una partida real aumenta el goce estético. Nada más emocionante que ir descubriendo jugadas brillantes al momento de resolver el planteamiento. Es como si de repente nos convirtiésemos en un genial e implacable jugador que tiene todo bajo control y que, por más inteligentes que sean las respuestas del contrario, el control es absoluto.

En los problemas de mate en X jugadas, es observado como regla general, que la primera jugada no sea un jaque o una captura. Esto es debido a que estas opciones son casi siempre las primeras que se le ocurren al solucionador y debido al corto número de jugadas que se exigen, daría una facilidad de solución que es inmediatamente apreciada como de poco valor estético, ya que no hay sorpresa ni dificultad. 

En los finales artísticos, esto no es una regla. Es posible que las primeras jugadas solo sean una máscara para que las verdaderas fuerzas protagónicas no sean evidentes a simple vista. Asi, unas veces el jaque, o la captura de piezas importantes tiene como resultado un cambio brusco en la valoración de la posición resultante y esto no se percibe como una falta, sino como una manera de alargar la solución con combinaciones, aunque forzadas, de no fácil ejecución. Como en todo, en eso de alargar por alargar existen autores con más talento que otros, asi que el campo de la composición está lleno de aciertos y desaciertos. Es una prueba más de que se necesita un cierto criterio para distinguir aquello que vale de lo que es un trabajo chapucero. Tal como en otras artes. 

Quizás es por esa necesidad de tomar ese tipo de decisiones basadas en el criterio, es que el Final Artístico goza de menos seguidores que los problemas de mate. Requiere de la participación esmerada del solucionador (aún cuando la respuesta le sea dada) y de cierto grado de conocimiento técnico. 

Contrariamente a la música, que puede ser escuchada por cualquiera sin necesidad de estudio previo, el arte de la composición ajedrecística requiere de un aprendizaje previo para su goce cabal, lo que desgraciadamente, lo aleja de muchos posibles diletantes. Sin embargo, quien decide poner un poco de empeño, que por otro lado, es parte del ajedrez mismo, se verá recompensado por haber adquirido una nueva forma de goce estético que le regalará incontables momentos de plena satisfacción.

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